La Afición es básica, fundamental / Por Rafael COMINO DELGADO
<<LECCIONES MAGISTRALES>> Por RAFAEL COMINO DELGADO -Catedrático de la Universidad de Cádiz-
¡Los profesionales a dar verdad y emoción en las plazas de toros, y los aficionados a dar la cara, en cualquier lugar donde estemos!
Antitaurinos ha habido siempre, y la Fiesta ha sido atacada, tanto como ahora y más a lo largo de su historia. Dos Papas, Pio V en 1567 y Gregorio XIII en 1575, la prohibieron, y más tarde tres Reyes, Felipe V en 1723, Carlos III en 1771, Carlos IV en 1805. Y ante tal prohibición el pueblo, los aficionados reaccionaron haciendo caso omiso, y la Fiesta continuó, porque el pueblo, del que nació, así lo quiso. El pueblo tiene más fuerza que todos los papas, los reyes y gobernantes juntos. Sí el pueblo quiere algo y está unido tarde o temprano lo consigue.
El actual gobierno es antitaurino, si bien no prohibirá los Toros, aunque pondrá todos los inconvenientes posibles para que poco a poco desaparezcan, pero si los aficionados queremos que la Fiesta de los Toros continúe, y trabajamos en ese sentido, lo conseguiremos.
No esperemos que el salvador sea el sector taurino (todos los profesionales, ganaderos, toreros, empresarios, apoderados, etc.), entre otras razones porque no suelen estar unidos, y además son pocos; los aficionados somos muchos millones, y el poder político tiene miedo a perder esos votos. Lo que más quiere un político (diría que el 98 % de ellos) es su sillón, su estatus, su coche oficial y todas sus prebendas, que puede perder si pierde votos, por eso suelen ser acomodaticios, siempre tratan de remar a favor del viento, quedando sus principios, relegados a un último lugar.
Es por ello que la Afición (queremos decir todos los aficionados) es la base fundamental, pero por diversas razones, a lo largo de los últimos 25-30 años, nos hemos dejado ganar la batalla por los antitaurinos, que han ido haciendo una labor desde la base, desde los colegios, en los medios, en las redes sociales, haciendo un lavado de cerebro a los niños, que ahora se manifiestan antitaurinos, sin haber visto jamás un toro de lidia ni en la TV.
Se ha llegado a una situación en que incluso está mal visto decir que eres taurino, pues inmediatamente te tachan de asesino y retrogrado, cuando ellos son violentos, desequilibrados mentalmente, e ignorantes en lo que quieren prohibir. Hay que ser insensato para repudiar aquello de lo que no se sabe nada. “El nivel más alto de ignorancia es cuando se rechaza algo de lo cual no se sabe nada”, dijo Wayne Dyer, gran psicólogo americano.
Mientras nosotros, los taurinos, decíamos, “no hay que hacerles caso, son cuatro, pagados y chalados”, resulta que esos cuatro nos están eliminando, así es que a trabajar. ¡Los profesionales a dar verdad y emoción en las plazas de toros, y los aficionados a dar la cara, en cualquier lugar donde estemos!
Esta es la situación y tenemos que revertirla o acaban quitándonos los Toros, y eso se hace siendo mucho más activos que ellos, porque la razón la tenemos nosotros.
Es necesario hacer nuevos aficionados y volver a llevar a las plazas a los ya existentes. Sin duda ha habido un alejamiento entre los ciudadanos y la Fiesta, que es necesario reducir, enseñando y difundiendo los valores que siempre han regido y enaltecido el Toreo, como son verdad, seriedad, ética, dignidad, respeto, valores prácticamente desaparecidos de nuestra sociedad, erosionados a base de mentiras, de lavado de cerebro, de ofrecer infinidad de derechos falsos, de humanizar a los irracionales y deshumanizar a los humanos, todo ello por parte de los que, como dice el maestro Paco Mora, “aspiran a una España sin toros, sin convicciones religiosas y sobre todo sin ideas que no sean las suyas”. Pero mucho cuidado con estos demagogos, populistas, pues ya lo advertía don Jose Ortega y Gasset, “Los demagogos son demoledores de civilizaciones”, por eso hay que mantenerles a raya, no pasarles ni la más mínima.
En artículo que publicamos hace pocos meses decíamos que los tres pilares imprescindibles que sostienen la Fiesta de los Toros son: Los toros (los ganaderos que los crían), los Toreros y la Afición, y ahora afirmamos rotundamente que la Afición es básica, porque somos muchos más, muchos millones.
¿Es que los aficionados de ahora vamos a ser menos que aquellos que hace siglos triunfaron sobre las prohibiciones? Hemos de plantarle cara a los políticos sectarios, liberticidas, que quieren imponernos lo que nos tiene que gustar, esos que dicen que los niños son del Estado, esos que solo saben crear odio y discordia entre hermanos, que cobran grandes sueldos por no hacer nada. La corrida reglada tal como existe hoy, o los festejos populares nacieron del pueblo, son del pueblo, y el pueblo es el que puede decidir si le gusta o no, si quiere asistir, o no. Recordemos la frase de los ciudadanos de la Fuente Ovejuna de Lope de Vega: “Todo lo que manda el Rey (en este caso Sánchez e Iglesias) que va contra lo que Dios manda (y prohibir los Toros va contra lo que Dios manda), no tiene valor de ley, ni es Rey quien así se desmanda”.