RAFAELILLO Y PADILLA únicas ovaciones ante los Miuras en BIBAO.

BILBAO. Domingo, 21 Agosto 2011. PUBLICADO ENwww.elmundo.esPor ZABALA DE LA SERNA. Entre la tormenta, el sol, el agua, los truenos, los miuras pasaban desapercibidos y daba lo mismo un miureño que un sobrero de La Campana, igual de malo y de podrido, basto, cinqueño, castaño. Rafaelillo, como al inválido de Miura devuelto, quizá con algo de precipitación, no sé, lo saludó con una larga cambiada, ahora aderazada con lances a la verónica de mayor calado. Aquello fue todo lo que duró el brío del toro salmantino. Después se le planteó a Rafael Rubio un problema de alturas: si bajaba la mano se caía, a su nivel se defendía. La gata flora.

Rafaelillo se jugó la vida a pelo con la mole del quinto, un buque cargado de malas intenciones. Violento, pendenciero, apenas se tragó un cambio de mano la mar de torero en los albores y ya se orientó. Una lucha sobre el alambre. A muerte. Al ir a rematar el de pecho, el toro, que se arrancaba en zigzag, lo prendió por la parte posterior del muslo. La taleguilla rota. Y siguió. Una refriega. Un combate desigual. Una atrocidad atávica. He visto este año a Rubio apostar el todo con el todo con dos miuras. Uno en Sevilla. Otro en Bilbao. Mucho mérito. Pinchazo, estocada y dos descabello.

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