Domingo, 19 de octubre de 2025 – opinionytoros – Por ANTOLIN CASTRO. Pasó el fin de semana que movió los sentimientos de muchos, en especial de quien escribe, y vuelvo a escribir.

Sentimientos que, en mi caso, fueron de doble naturaleza, por la pérdida del amigo Pla Ventura, así como por todo lo vivido en Las Ventas el domingo en su doble sesión de mañana y tarde. A flor de piel tuve que vivir el adiós de amigo y de toreros.

Quizá por eso, ahora, por aquello de que los sentimientos están vigentes y no han desaparecido, me he acordado de ti torero, también amigo, Rafaelillo. Tú no te has marchado, pero yo siento que estamos huérfanos de ti también.

A la hora de los adioses, parece que ciertos dioses, y mucha gente más, a ti te tienen en el olvido, yo no pienso ser uno de esos. Tengo muy presente quién es Rafael Rubio ‘Rafaelillo’, un torero capaz al que la suerte le jugó una mala pasada, otra vez, en Pamplona, esa plaza donde los héroes lo son más que en ningún otro sitio.

Han sido, de nuevo, las costillas, que no son cosillas que se curan en poco tiempo. Las cornadas son medallas, decís los toreros, pero a las costillas rotas nadie las ve después como medallas. Todo el ‘mérito’ y el sufrimiento que te hacen padecer se queda para uno solo, para quien lo sufre.

La temporada se ha ido y lo ha hecho sin Rafaelillo en los carteles. En muchos puede ser por culpa de que sabían que estabas lesionado con las dichosas costillas, en otros directamente dándote un palo en las costillas, antes de que fuera un toro quien te hiriera. Esas duelen más y seguro estoy de que sabes perfectamente de dónde vinieron los palos.

Tus compañeros se han marchado, con gloria como les correspondía, pero tú has de tener la oportunidad de decir muchas cosas todavía delante del toro. A ti no te va a retirar un toro en Pamplona. Eres más fuerte, con la carrera que llevas, como para que eso te haga venirte abajo.

Como aquel que dice, la temporada 2026 no ha empezado y espero, y deseo, que estés en la parrilla de salida para volverte a ver de nuevo vestido de luces y tras faenas con valor o sentimiento -ambas facetas las dominas- termines con las orejas en la mano.

Mucho ánimo, Rafa, no es fácil que puedan contigo, ni los toros, ni los percances, ni las empresas, somos muchos los que sabemos, estamos convencidos, que nos tendrás que dar muchas tardes de gloria todavía.

Me niego a dejar que termine la temporada sin poner tu nombre en todo lo alto: Rafaelillo.

Un fuerte abrazo.