Toreo de capote: Origen y evolucion / Por Rafael COMINO DELGADO.
<<LECCIONES MAGISTRALES>> RAFAEL COMINO DELGADO
Ya quedó claro que cuando se inició el Toreo a pie, el torero llevaba en la mano izquierda una tela, un lienzo, reminiscencia de la capa que usaban antes los ayudantes (más tarde fueron toreros a píe) que tenían los caballeros, para defenderse y hacer quites cuando ello fuese necesario.
Con esa capa (hoy capote) se hacían y hacen distintas suertes; en algunas no pasa el toro (largas, recortes, galleos) y en otras si (hay intercambio entre el terreno donde está el toro y el torero), como la Verónica, base fundamental del Toreo de Capote. Hay algunos datos indicativos de que el inventor de la Verónica fue Joaquín Rodríguez «Costillares», y desde luego ya aparece recogida en las tauromaquias de Pepe Illo (1796) y de Paquiro (1836).
A Costillares le llamaron, en sus tiempos, “primer violín de la Tauromaquia” en honor a su famoso pulso con la capa en las manos. Originariamente la Verónica se daba totalmente de frente al toro, cogiendo el Capote con las dos manos. Se cree que el nombre se debe a su similitud al presentar el capote a como la Verónica presentó el lienzo, para limpiar el rostro de Jesucristo. Al estar totalmente de frente el torero tenía que sacar los brazos hacia un lado, para desviar la embestida del toro. Más tarde Manuel Domínguez “Desperdicios” empezó a dar este lance de perfil o costado, lo que Rafael Guerra “Guerrita” asimiló y hacía habitualmente. Ello hizo fortuna entre profesionales y públicos, y así se ha consolidado. Hoy lo que se considera más ortodoxo es realizarla dando el medio pecho al toro. Puede hacerse con el compás abierto (piernas separadas) o cerrado (pies juntos), incluso de rodillas. También, en principio, como se recogía en la Cartilla de Torear de la Biblioteca de Osuna, el capote se podía sacar (es decir vaciar la embestida) por debajo del hocico o por encima de la cabeza (esto era más frecuente y más fácil).
El primer gran intérprete de la Verónica introducida por Guerrita fue Juan Belmonte, que la hacía dejando los pies fijos y con arte, pero casi siempre terminándola por arriba. Más tarde Curro Puya (Francisco Vega de los Reyes; Sevilla, 1904- Madrid, 1931), fue un gran estilista de este lance, que siempre intentó hacerla como Belmonte pero por abajo.
Grandes capoteros, especialmente interpretando la Verónica, han sido Manolo Escudero, Joaquín Rodríguez “Cagancho”, Victoriano de la Serna, Fernando Domínguez, Antonio Ordóñez, Curro Romero, Rafael de Paula, Fernando Cepeda, Luis de Pauloba y, particularmente, aunque no se le cantó mucho, me gustaba el sabor de la verónica que hacía Pepín Jiménez. Y actualmente destacan Finito de Córdoba, Morante de la Puebla, entre otros muchos. Si bien entendemos nosotros que últimamente, son pocos los que interpretan la Verónica verdaderamente clásica, la mayoría lo que hacen es simplemente “lancear” con el capote, como me decía recientemente el maestro José Luis Galloso. En este sentido he observado, desde hace unos cuantos años, que muchos toreros, al realizar la Verónica, dejan la mano de atrás, la de entrada (la izquierda si esta toreando por el lado derecho del toro y viceversa), a la altura de la cadera, o ligeramente más baja, cuando en la verdadera Verónica esa mano debe ir a la bragueta. Creo que el máximo exponente de esta forma de torear con el capote es José Tomás; tal vez por ser quien es, muchos quieran imitarle, pero dan, tanto José Tomás como su imitadores, más que una verónica un delantal, que es lance menor.
Muchísimos lances se hacen con el capote, especialmente en la realización de quites, que obviamente no vamos a enumerar aquí, si bien diremos que los toreros mejicanos se han destacado siempre por su gran capacidad creativa en el toreo de Capote.