La intensa vocación del torero / Por Rafael COMINO DELGADO
<LECCIONES MAGISTRALES> POR RAFAEL COMINO DELGADO -Catedrático de la Universidad de Cádiz-
Todos los toreros piensan, y así lo dicen, que ser torero es la profesión más bonita del mundo.
Sin embargo nosotros pensamos que el Toreo no es una profesión, o por lo menos no es una profesión como las demás. No es una profesión como generalmente se entiende profesión. ¡Es una vocación muy intensa!
Para nosotros hay dos profesiones que son vocaciones, o intensamente vocacionales, cuales son la de torero y la religiosa (sacerdote, monja y, sobre todo, misionero). Nadie sería capaz de ponerse delante de un toro, de irse a la selva de misionero, o de hacer lo que hizo Santa Teresa Calcuta solo por dinero, se necesita algo más, la vocación. También la profesión de médico o enfermera suele ser vocacional, pero no siempre.
El Toreo se experimenta por el torero como una gran pasión, como una necesidad vital. Para todos los toreros, el Toreo, torear, es una gran pasión.
El torero se siente atraído, arrastrado hacia el toro por una profunda e intensa fuerza, de la que no puede librarse aunque quiera.
El maestro Víctor Mendes dice: «Los toreros lo somos obedientes a un destino, impulsados por una fuerza misteriosa que nos ha llevado a serlo»; Agustín Parra «Parrita» decía: «Torear es veneno único, que sólo conocemos los que somos toreros». Y para Curro Romero, “ser torero es un don que Dios no le concede a muchos”.
Tan intensa es la vocación de torero, que el que la siente acepta perder la vida con tal de expresarla. Es mucho más intensa que el instinto de conservación que todos tenemos.
Pensamos que el hombre que se juega la vida para expresar un sentimiento, por una vocación, sin duda ha de ser muy cabal y el sentimiento muy fuerte. Efectivamente así es, pues los toreros son verdaderos héroes, geniales y románticos.
Y esta vocación nació y se ha desarrollado gracias a la valentía, la bravura, el ingenio, y el romanticismo de unos hombres españoles: «Los TOREROS», si bien desde hace muchos años, es universal.
Para nosotros, “ser torero es algo muy serio, es mucho más que vestirse de luces y torear una o mil corridas, es una filosofía de vida, una forma apasionada y apasionante de entender la vida y pasar por ella”. Y esa filosofía se expresa mediante una palabra, «TORERÍA”, que según el maestro Antonio Ordóñez es “es hacer en todo momento vida de torero y dejar, en la plaza, constancia de ello”.
Para nosotros Torería es, “Elegancia natural, señorío, respeto y distinción, con valentía y afición; todo ello tanto dentro como fuera de la Plaza”.