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«Tratemos de entendernos» / Por Juan Tomás Frutos.
«UTOPÁAS COTIDIANAS» –«Este encuentro en un universo de cruces, que, como el taurino, no es casual. El poeta Rosales, como tantos otros, tenía razón. Tratemos de entendernos, todos.» –
MURCIA. Miércoles, 2 Diciembre 2015. Por Juan Tomás Frutos. -Periodista- Editor Programas RNE Y TVE en Murcia-. Quizá cuando uno lleva el corazón abierto y pendiente de lo que sucede en el entorno tiene más ocasiones de ver aquello que ocurre y reviste cierto interés. Puede que estos días otoñales, con algún festivo incluso, ayuden a que divisemos un poco más allá de las prisas cotidianas. El caso es que, con más tiempo para uno mismo, si así lo deseamos, para mirarnos en el espejo, para hacer visitas culturales, para apreciar un buen libro, para mitigar el estrés perdiendo las horas en todo y en nada”¦, el caso, digo, es que uno parece descubrir, o destacar, o destapar, o lo que sea, esa textura que está a tiro de piedra, pegada a nosotros, a pocos metros o kilómetros, y que, por arte de magia, nos da las señas de una identidad que creíamos dormida, perdida o ausente.
Sí, uno se deleita cuando pasea por la calle, o por la playa solitaria, o por la esquina de hace años, o por ese jardín tan próximo como bonito pero que apenas visitamos, o, sencillamente, cuando recibe un correo de alguien que nos entronca con sueños que tuvimos, con personas que significaron algo, con elucubraciones que nos brindaron fuerzas y hasta estandartes para acercarnos a realidades que no se dejaron vencer con facilidad”¦, y, con sinceridad, cuando de esta guisa acontece, todo parece diferente, mejor, en su sencillez más hermosa.
Uno va por ahí, y acontece: así de fácil se produce ese milagro que nos ubica o recoloca, en nuestro sitio vital, y que nos dice lo que fue, lo que pudo haber sido, lo que nos ilusionó y casi fue mejor que no pasará. Es más sencillo enarbolar batallas que nunca se produjeron o que no se agotaron. Les podemos poner, de este modo, las caras (los finales) que queramos.
La existencia regala, de vez en cuando, la fortuna de unos cruces singulares con los que, si aún conservamos fuerzas y complicidades espirituales, podemos llenarnos de entusiasmo para seguir adelante. Con los años, y es normal, todo parece más simple. Incluso lo importante se localiza mejor, se detecta de formas más óptimas y con más azar. Todo se entiende cuando nos sentimos preparados para ello.
Los mestizajes o los maridajes del destino nos ofertan unos “holas” renovados que saben a comienzos auténticos. Es el caso con vosotros, lectores y lectoras, que entendéis que este encuentro en un universo de cruces, que, como el taurino, no es casual. El poeta Rosales, como tantos otros, tenía razón. Tratemos de entendernos, todos.
«Ser importantes» / Por Juan Tomás Frutos
«Nos hemos de perfilar con las divisas más entusiastas. Hay modelos, bastantes, para encariñarnos con los demás, para fomentar el encanto, el altruismo y la vehemencia. Los universales se extienden como la hierba en primavera cuando los abonamos convenientemente. Sepamos en qué consiste este oficio milenario donde la pugna supone vida y muerte, en definitiva afán de superación.»
MURCIA. Domingo, 1 Noviembre 2015. Por Juan Tomás Frutos. -Editor de Programas e Informativos de TVE y RNE en Murcia-Suerte, estilo, deseo, ánimos, esperanza, miedo, opciones, sentido, idealismo, creencia, verdad, seguridad, duda, amor, destino”¦ He aquí algunas de las esencias del toreo. En ellas percibimos pura musicalidad, lides, menesteres, gestos, y roces de preferencias y de comprensiones con pasión. La perfección es en este territorio, indomable en paralelo.
Como preámbulo, en cualquier ámbito, aquí igualmente, quitemos las barreras. Los filtros no contribuyen a los éxitos. Pongamos los anhelos en el punto. Nos hemos de añadir a las eras más soberbias, ésas que nos pueden ubicar donde las limitaciones no ocurren. Las ingentes figuras, sus leyendas, nos llevan al corazón situaciones imborrables. Salgamos de los fanatismos.
Nos debemos a los intereses objetivos y subjetivos que nos han de marcar hechos de alegría. La jovialidad nos rejuvenece y nos otorga el beneplácito de los años para estar en sosiego. Cuando analicemos los pros y los contras de este arte no rompamos más de la cuenta. Saquemos esa antropología que nos encanta y nos justifica. Contemplemos al hombre y al toro.
No nos acostumbremos a lo pésimo, sino a lo óptimo. Nos hemos de perfilar con las divisas más entusiastas. Hay modelos, bastantes, para encariñarnos con los demás, para fomentar el encanto, el altruismo y la vehemencia. Los universales se extienden como la hierba en primavera cuando los abonamos convenientemente. Sepamos en qué consiste este oficio milenario donde la pugna supone vida y muerte, en definitiva afán de superación.
No habitemos encerrados en redes que nos atrapan para no consentir que seamos aquello que imaginamos. Estimemos lo ideal. Nos hemos de ponderar. Unamos energías. Los acontecimientos han de implicar que nos enganchemos a los resultados más extraordinarios. Nos debemos liberar. La autonomía de criterio nos conduce por veredas donde nos formamos como humanos. Miremos sin miserias, sin prejuicios. Conozcamos los plurales mundos, como el de la tauromaquia, para opinar.
Cuestión de perspectiva
No estemos en esos “apriorismos” que nos dejan atrás. Podemos progresar. Los detenimientos no nos preñarán de opciones. Indaguemos. Hemos sido cruciales. Volveremos a serlo, aunque permanezcamos en el anonimato. No todos han de ser grandes mitos. Los hay en lo cotidiano, que nos sanan, que nos salvan, que emprenden caminos de resistencia, de aprendizaje, desde los compartimentos mayores con la sociedad. Lo sustancial es una cuestión de óptica.
Nos mostraremos sin predicciones cuando hablemos de los toros. Es un interesante punto de partida. Las inclemencias no nos ganarán. Nos hemos de devolver a cuanto fue y tuvo significado cuando éramos infantes y pensábamos que todo era factible. Seamos independientes. Retornemos a ese empeño por alcanzar lo que nos acarreará fortuna y tranquilidad. Nos subrayaremos las eras en las que volveremos a ser en sociedad. No elijamos lo que no nos encumbra al contento pactado. Cada día, hoy mismo, es una tarjeta para la mejor visita, que hemos de llevar a cabo.
Lo primero es valorar que las cimas son relativas, más que eso, pero, fundamentalmente, hemos de pensar en el respeto y en la estimación forjadora y formativa. Eso es genuino relieve. En la tauromaquia, todo es lo que se percibe. La verdad, recordemos, nos hace libres. Sí, lo podemos ser un poco más al amanecer.
«Avatares comunicativos» / Por Juan Tomás Frutos.
«Confesemos esa amistad por cuantos se entregan a los oficios apasionantes que nos proponen direcciones que nos aclaran los elementos fundamentales en los que nos podemos mover, con los que nos identificamos.¡¡ Seamos valientes !!»
A menudo, casi siempre, lo que tiene valor pende de la comunicación.
MURCIA. Domingo, 18 Octubre 2015. Por Juan Tomás Frutos -Editor de Programas e Informativos de TVE y RNE en Murcia- Vibremos con ejemplos poéticos, como ese toreo que junta clasicismo y anhelo. Acatemos los designios pero procurando mejorar los derroteros existenciales incluso cuando no sean propicios. Al tiempo incorporemos los elementos y conceptos que nos permiten una comunión. No creamos en las controversias inútiles. No las fomentemos.
Hemos de navegar, como consejo comprometido, ante las precipitaciones y las mareas, así como superar tormentas, procurando sacar provecho para que las simbologías no nos arrastren hasta el fondo del océano. El conocimiento, la formación y el entendimiento han de hallarse en el frontispicio de la emotividad y del quehacer diario.
Rechacemos los temores, que nunca suman. Hemos de suponer, y, tras adivinar posturas e intenciones, salvar lo más ventajoso para los conjuntos, sin olvidar los intereses minoritarios y hasta individuales. El axioma debe ser dar a conocer desde la meta de la concordia.
Concertar y conjugar son verbos que contribuyen a la unión, que ha de ser rápida, con perspectiva de mejorías constantes. Convengamos en hacer las cosas bien, aunque no lleven la misma celeridad. No hay prisa: no nos agobiemos, pues lo importante es el sustento de aquello que nos parece crucial.
La vida es un paseo por breve, por contingente y por circunstancial. De lo que se trata es de aprender deleitándonos todo lo posible, que podemos, que es nuestra obligación. La estampa de una ceremonia taurina es un modelo de historia, en muchas apreciaciones. Si no se entiende así, si no hay comprensión y pedagogía, es que carecemos de algo, y, por ende, habrá que tomar medidas de tonalidad equilibrada.
Todas las soluciones –no lo olvidemos¬¬– están en el enunciado mismo de los diversos avatares, que nos deben fortalecer como personas y como sociedad. A menudo, casi siempre, lo que tiene valor pende de la comunicación.