Un Torero para Sevilla: PEPÁN JIMÉNEZ / Por Joaquín Albaicín
PEPÁN JIMÉNEZ, muleteaba y toreaba de capa con sello propio, con una personalidad que, además, siempre radicó por entero en su exclusivísima interpretación del toreo.
Su única excentricidad –ciertamente notable, ahora lo advierto- era la de compaginar sus andanzas en los ruedos con la profesión de maestro de escuela en Lorca, provincia de Murcia.
PUBLICADO EN OPINIÓN Y TOROS.- Texto.- JOAQUÁN ALBAICÁN. Foto.- LUÁS GODINEZ. Puestos a añorar, me ha venido de súbito a la cabeza un torero retirado hace casi dos lustros y en quien, en mis verdes años, concentré buena parte de mis ilusiones de aficionado: Pepín Jiménez. Eran los tiempos de gloria de Ojeda. Madrid vibraba con Antoñete, Curro, Rafael de Paula y Manolo Vázquez, y apostaba por Pepe Luis, Lucio Sandín”¦ Sí, ya sé que no procede reprochar a la empresa de la Maestranza no haber barajado el nombre de Pepín de cara a los carteles de 2012”¦ ni lo estoy haciendo. Es sólo que me he acordado, y ya está, de un torero que, curiosamente, vino muy poco a Sevilla, pese a reunir cualidades que invitaban a presagiar en él a un futuro consentido de esta afición.
Llevaba ya varios años de alternativa cuando, flanqueado por Pepe Luis y Ponce, se presentó en la Maestranza como matador. Presenciamos desde un tendido bajo de sol aquella corrida, saldada para él con una oreja y una cornada. No me lo anoten por si acaso yerro, pero creo que fue su única actuación como matador aquí. ¿Por qué no vino más? A eso, a estas alturas, no cabe responder ni deshojando la margarita. Raramente puede uno determinar al ciento por ciento sus circunstancias: por lo general, son otros –amigos, enemigos e indiferentes, y no siempre con conciencia de ello- quienes las tejen. Aparte, claro, de que, inclinado sobre su escribanía, no cesa de musitar sus letanías el Destino, de natural implacable…..