A sus 52 años, Juan Antonio Ruiz, Espartaco, dijo adiós a los ruedos ayer en Sevilla con una tarde gloriosa, por los momentos protagonizados y por el final tan apoteósico que vivió en el que numerosos compañeros le sacaron a hombros por la Puerta del Príncipe: «Fue la retirada soñada, el triunfo del toreo».
MADRID. Lunes, 6 Abril 2015. Javier López -EFE-«Ahora mismo puedo asegurar que soy un hombre plenamente feliz. Después de todas las preocupaciones y los miedos que he pasado antes de la corrida de ayer, volver a sentir Sevilla como la sentí, y el cariño y el respeto con el que me trataron mis compañeros, fue algo tremendamente emocionante», ha reconocido hoy el propio Espartaco en una entrevista concedida a la Agencia EFE.
Catorce años después de su última tarde, también en Sevilla y en Domingo de Resurrección, Espartaco volvió a enfundarse un terno de luces para darle la alternativa a su paisano y pupilo Borja Jiménez, y para cortarse definitivamente la coleta en la plaza que más le ha dado en su carrera, la de Sevilla, su tierra, en la que ha vivido tantas y tantas tardes de gloria.
«Jamás pude imaginar que la tarde de mi adiós iba a salir así, y no por las orejas que corté, pues a estas alturas de mi vida el reto y las sensaciones eran más personales que profesionales, pues mi objetivo era despedirme de ‘mi plaza’, con mi padre al lado y con mi hijo pequeño que nunca me había visto torear», comenta el maestro de Espartinas (Sevilla).
«Y gracias a Dios salió todo redondo, ni en mis mejores sueños hubiera imaginado algo así, pues era consciente que volver a torear en Sevilla a mi edad y después de tanto tiempo apartado de los ruedos era una locura que, por fortuna, salió bien. Fue algo único, un debut y una retirada al mismo tiempo; las emociones no han podido ser más fuertes», prosigue….

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