«Comienza el espectáculo» / Por Juan Tomás Frutos.
«La experiencia en ese noviazgo de la vida taurina nos brinda los trofeos que suponen los diversos grados»
El sacrificio y la entrega, como en la tauromaquia, nos reportan éxitos, aunque sean anónimos.
MURCIA. Lunes, 25 Enero 2016. Por Juan Tomás Frutos -Editor de Informativos de RNE y TVE en Murcia-. Persigamos la confianza y la libertad. No tengamos pavor. Los hechos han de servirnos de guías para no deambular en mitos sino a través de realidades. Las consecuencias son intereses que hemos de poner a resguardo protegiéndolos con eventos coherentes, que cohesionen igualmente. Hagamos buenas faenas, cuidando, claro está, el albero existencial.
Cocinemos con los más óptimos ingredientes y seamos leales a la bondad, que no siempre nos otorga las mejores cosechas, pero no olvidemos que antes o después llegan. Las tempestades cesan. No son eternas. Vence el que lo sabe. El sacrificio y la entrega, como en la tauromaquia, nos reportan éxitos, aunque sean anónimos.
Nos hemos de impulsar en los mejores sentidos. Viajemos para solventar las incógnitas. Nos debemos pertrechar con una continuidad maravillosa. Lo ilusionante nos enseña mucho. Nos hemos de repartir las mejores cartas, y para eso es conveniente tener tiempo. Demos recorrido a los pases para que el encuentro, como dirían los griegos, sea propicio.
Equilibremos. Nos hemos de quitar los prejuicios e intentar que los avances nos otorguen resultados estelares con los que transitar con una previsión vigorosa y con una cuantiosa y cálida formación. La experiencia en ese noviazgo de la vida taurina nos brinda los trofeos que suponen los diversos grados.
Quitemos obstáculos- Despejemos los obstáculos de la carretera y seamos en la sensatez más brillante y activa, que nos debe iluminar el itinerario cotidiano. No consintamos la desidia y la falta de voluntad. Insistamos siempre que sea posible y no rompamos, por favor, las reglas de la educación, que inclinan finalmente la balanza. Hay unas normas que nos reportan estudio, salubridad y beneficios, como en los encuentros entre el toro y el maestro. Hagamos los paseíllos del honor.
Cubramos los vacíos que nos producen cansancio y carencia de óptica en las sucesivas contemplaciones. Nos debemos preparar para contribuciones plenas de reales caricias, que nos llevarán a los Olimpos elucubrados. No dejemos nada atrás. La faena merece nuestro óptimo proceder. Procuremos ser capaces. Suena la música. De nuevo comienza el espectáculo.