Cada jornada, una promesa por cumplir / Por Juan Tomás Frutos
»Hay paseíllos loables…»
«Miremos cara a cara el valor, y a buen seguro aprenderemos con cordura y pasión, como en el buen toreo»
MURCIA. Miércoles, 3 Febrero 2016. Por Juan Tomás Frutos-Editor Informativos RNE y TVE en Murcia-. Fotos.- Archivo TNM.Algunas jornadas nos dictan sus resoluciones con unas comprensiones que dañan con demoras.Nos quedamos, cuando se marchan, cuando se esfuman las esencias, sin esa impronta que nos caracterizaron. Bordeamos en esos instantes por etapas robadas a los sueños para hacernos palpables, pura realidad. Aquí, de nuevo, una vez más, buscamos en los modelos.Hay paseíllos loables.Con seguridad se nos ocurren algunos.
No obstante, no cobijo, esos días a los que me refiero, una nostalgia agotadora, sino más bien su perspectiva, siempre muy docente.No puede haber resquemor en esos instantes porque la historia (sencilla en sus conceptos, aunque se vuelve compleja cuando analizamos lo abstracto, que no siempre se comprende) nos brinda, paralelamente, el ser sabedores, conocedores, de que todo tiene su justificación y sus márgenes positivos.La lucha, la pérdida y el sacrificio nos otorgan sus provechos, que pueden ser distantes en el tiempo. Por eso hay que ser tolerantes.
En los diversos trances que experimentamos hallamos causas para no cesar en lo que planteamos.A veces nos hacemos caso, y otras veces el interior queda para mejor oportunidad, que incluso puede llegar a suceder. Lo importante es que percibamos un balance óptimo, singular, señero. Nos hemos de estimular con ilusiones sin decadencias. Es un bondadoso consejo.Veamos la sencillez altiva de un pase de pecho.
Las costumbres nos sirven como protectoras ante los aires de una existencia destacable, pero que recurrentemente tiene sus puntos de dolor, de pena, de hastío, de soledad, de cansancio físico y mental.Nos entretenemos en lo fuerte y también en lo débil. Lo cierto es que hemos de relativizar todo lo que sucede. Las importancias, cuando nos obsesionamos, provocan mucha fragmentación.
Nos arreglaremos a los sones de un espectáculo taurino, que nos reportará su dramaturgia.
Debemos prepararnos para los cambios, para las mudanzas, para las victorias y para los fracasos.Todo viene a su ritmo, por mucho que tratemos de calcular. No vivamos en un mareo permanente que nos puede alejar de las solvencias y soluciones.La paz se mantiene cuando somos justos con nosotros mismos. Mesura y equilibrio han de ser las dos propuestas en los lances existenciales, como en la tauromaquia, y, como en ella, arriesgaremos.
Configuremos, por ende, los pasatiempos con unas promesas que hemos de cumplir a la menor señal.Las cosechas valen cuando se aprovechan, como cuando ejercemos derechos y obligaciones, que adquieren dimensión con lo que permite evolucionar y también con lo que realizan igualmente los demás.Miremos cara a cara el valor, y a buen seguro aprenderemos con cordura y pasión, como en el buen toreo.