Es más que obvio, que «El Quijote» no se refería al noble animal cuadrúpedo, compañero inseparable del hombre, el asno, especie protegida hoy, siempre dispuesto y fiel para aliviarle en las duras fatigas de otras épocas.

Todos sabemos que de quiénes nos quería poner en guardia nuestro «Hidalgo Caballero» era de la «Gran Manada Desbandada» de burros bípedos con poderes y privilegios que ellos mismos se promulgan y legislan con inmoral agravio comparativo con el resto de la sociedad; esta detestable especie, desaliñados o de etiqueta, son insaciables de codicia y poder para sufrimiento de los pueblos, cada vez más oprimidos e indefensos. Y acaban provocando, triste y tragicamente, parafraseando a Miguel Hernández, «Que el Toro de España se levante…« (Con gratitud a mi querida gran amiga Elena, unionense como yo, que me pasó el siguiente pasaje de la universal y eterna obra de D. Miguel de Cervantes) / Pepe Castillo Abreu.

EL QUIJOTE.- «Tengo por costumbre querido Sancho que, en viendo el burro venir, ya de lejos me apercibo sin confundirme, de las patadas que pudiera propinarme, por tanto mi fiel escudero fíjate en los andares y sí viéndole retorcido y mal encarado vieres que arranca sin compostura hazte a un lado, que de estos con mala idea, sucios y desaliñados mejor no tener contacto.

Y hay que tener cuidado con tal calaña, que de ser menester utilizan a las más tiernas criaturas y hasta pretenden adoctrinarlas y que salgan de su mala hueste con títeres y cabalgatas. ¡¡Y cuidado amigo Sáncho!! que son los mismos que luego cobran de berberiscos y de otros que más allá someten a sus pueblos y ello, tan mal vestidos cuando procede el buen hábito, como vestidos de la más cursi casta, cuando no es tan menester…»