Martes, 2 Agosto 2016. – Texto.- Juan Tomas Frutos – No hay miedo, no puede haberlo. Todo cabe en tu corazón. Logras darme estabilidad. Seguimos sin compromisos, sin peligro, con proporciones que nos permiten grados y comodidad. Eres disposición. Te agradezco cuanto desarrollas.

Me veo en tierra firme, incluso en la tormenta más dura en el océano infinito de un universo rodeado de crisis. Llevas tu entorno entre algodones. Eres una actitud maravillosa.

Miro, te miro, y me relajo. Hemos disfrutado mucho. Nos queda más. Los tiempos ya no tienen fronteras. Los túneles parecen más cortos, más sencillos, más fáciles.

Ya no hay veredas equivocadas. Sencillamente nos encontramos con opciones, y las tomamos. No tememos los errores, que son humanos. No sufrimos miedo: nos sabemos juntos y eso es garantía de ir hacia delante. Nos advertimos capaces de rectificar, y así es.

Dirijo la vista hacia ti, y, como guía, que lo eres, te tomo. Has transformado mi ecosistema, mis circunstancias, mi ser, y continúo arreglando las diversas vicisitudes contigo.

Sin duda, eres esa luz universal que marca un antes y un después, y, fundamentalmente, señala que es factible la felicidad. Nos fugamos. Nos logramos. Queda todo.