La brusquedad es enemiga del toreo / Rafael COMINO DELGADO
<<LECCIONES MAGISTRALES>> Por ello nosotros pensamos que: «El Toreo es valentía, es arrojo y corazón. Es sentimiento, es arte y emoción. Torear es acariciar con pasión».
JUEVES, 31 de Mayo de 2018. Por RAFAEL COMINO DELGADO. Foto PEPIN JIMENEZ archivo: CANO – El toro es un animal irracional, muy violento, que ataca embistiendo porque es bravo, y precisamente
gracias a su bravura puede torearse. Es decir, el hombre, que es racional, inteligente, aprovecha la acometida del toro para crear su obra de arte.
Pero claro, el toro es mucho más poderoso que el hombre, y si se tratara de un enfrentamiento violento por ambas partes siempre ganaría el toro. Pero el enfrentamiento toro-torero no es violento por parte del torero, debe ser justamente lo contrario.
El Toreo consiste en aprovechar la embestida del toro y con capote o muleta conducirla, llevarla, por donde el hombre cree conveniente, y poco a poco atemperarla, pero no venciendo al toro, o pudiéndole, como se suele decir, sino convenciéndole, si Vds. quieren engañándole, para que siga el trapo (capote, muleta) que se le ofrece. Le ha podido porque le ha convencido.
Ese convencimiento tiene que estar basado en la inteligencia, en la suavidad, en la sutileza, en hacerlo todo despacio, nunca en la brusquedad, en los tirones, es decir, en todo lo contrario a la brusquedad, para de ese modo poder convertir la embestida en arte. El maestro Curro Romero dijo en cierta ocasión que, «en el toreo se convierte algo tan violento como embestida del toro en algo bello». Llevaba toda la razón.
Nosotros explicamos el enfrentamiento entre el hombre y el toro para torearle de la siguiente forma: «El Toreo, en realidad, es como una discusión entre dos personas. Si una levanta mucho la voz, empieza a gritar y la otra responde gritando también, incluso más, la cosa acabará mal. Si cuando una grita (el toro embiste muy violentamente) la otra (el torero) responde con tranquilidad, no grita, sino que se calma, ofrece suavidad (temple), nada de brusquedad, la otra (el toro) dejará de gritar (disminuirá su violencia, embistiendo más lentamente), se convencerá de que debe seguir el engaño y lo hará; colaborará con el torero ayudándole a crear su obra de arte. La discusión se habrá convertido en un diálogo».
Por eso decimos que la brusquedad es enemiga del Toreo, debe estar proscrita en el Toreo, si de verdad se quiere dominar la situación en general (que incluye al toro), pero convenciéndole, y así poder crear una gran obra de arte.
Ahora bien emplear esa suavidad, esa delicadeza, esa sutileza, esa despaciosidad frente al toro, requiere tener mucho valor, arriesgar mucho, para al mismo tiempo expresar un sentimiento, el sentimiento torero, que engendra arte. Es decir, hacerlo todo con gran sentimiento, como si con capote y muleta se estuviese acariciando al toro.
Por ello nosotros pensamos que: «El Toreo es valentía, es arrojo y corazón. Es sentimiento, es arte y emoción. Torear es acariciar con pasión».