El Toreo es un arte único / Por Rafael COMINO DELGADO
<<LECCIONES MAGISTRALES>> RAFAEL COMINO DELGADO
Según la RAE, la definición de Arte es la siguiente: “Virtud, disposición y habilidad para hacer algo”.
Pero realmente podemos decir que, “El Arte es un SENTIMIENTO que al expresarlo genera BELLEZA”. Por tanto, “cuando además del Sentimiento se tiene la capacidad de expresarlo adecuadamente, se es un Artista”.
En cierta ocasión le preguntaron a Rafael el Gallo: ¿maestro, cuándo diría Vd. que un torero es artista?, y contestó: “Cuando tiene un misterio que decir y lo dice”. Efectivamente, el Arte es algo misterioso, que se tiene o no se tiene, y no se sabe por qué se tiene.
A pesar de ello, el Toreo nació como una técnica para burlar las acometidas del toro y darle muerte. Eran los tiempos de Pedro Romero, Pepe Illo, Paquiro, etc.
En aquellos tiempos prácticamente no existía la faena de muleta, elemento que utilizaba el matador, juntamente con la espada, para dar muerte al toro. Pero como todo, el Toreo continuó evolucionando hasta llegar a Juan Belmonte, con el que se puede decir que empezó a ser un Arte, aunque antes Rafael Molina “Lagartijo” ya había toreado con gran elegancia y estilo, anunciando lo que vendría después. Hasta Belmonte se toreaba sobre las piernas, es decir, el torero no se quedaba quieto, pues tenía que defenderse de las acometidas del toro, pero el Pasmo de Triana, como se llamó a Belmonte, se paró, dejó los pies quietos sobre la arena, y con el capote y/o muleta condujo la embestida, tirando del toro y templando, lo que dio lugar a la aparición del Torero Arte. Según Marceliano ORTIZ BLASCO (1984), “Belmonte entendía el Toreo como una función del espíritu, dándole así rango de ARTE”, pues hasta entonces había sido simplemente una técnica o un ejercicio físico.
Ello supuso una gran revolución en todo el Toreo. Pero en la vida todo evoluciona, cambia de forma muy lenta, paulatina, y así ocurrió en el Toreo. Fíjense que ya Pedro Romero decía a sus alumnos de la Escuela Taurina de Sevilla, de la que fue profesor: “Los pies hay que tenerlos quietos y torear con las manos”, aunque en la realidad él mismo no lo hacía, o lo hacía solo esporádicamente. Pero lo que está claro es que intuyó lo que vendría después, y que puso en práctica Belmonte. Sin embargo, para algunos el primero en torear con arte fue Rafael Molina “Lagartijo”, como antes dijimos. Particularmente nosotros creemos que Lagartijo aportó al toreo elegancia, estética, plástica y armonía; tan es así que para Gerardo Diego el Toreo empezó con Lagartijo.
Hemos de destacar también que Francisco Arjona “Cúchares” empezó a utilizar la muleta para algo más que para realizar la suerte de Matar. Le daba ciertos pases al toro, muy elementales, pero que gustaban mucho a los aficionados. De hecho, hoy seguimos llamando al Toreo, el “Arte de Cuchares”. Pero volviendo a lo anterior, el que definitivamente convirtió el Toreo en un Arte fue Juan Belmonte al introducir el Temple.
No obstante, a pesar de que el Toreo era simplemente una técnica, cuando el hombre empezó a enfrentarse al toro, primero a caballo y después a pie, no lo hacía para defenderse, sino por una necesidad vital (un sentimiento), para expresar un sentimiento, demostrar y demostrarse sus capacidades.
En definitiva, ya desde el principio, cuando el Toreo solo podía considerarse una técnica, realmente era la expresión de un sentimiento del hombre.
Para Guillermo SUREDA (1978) existen dos tipos de toreros: los Mágicos, que tienen un Toreo intenso, de creación y gracia; y los Lógicos, que tienen un Toreo extenso, de inteligencia, lucha.
Modernamente, podemos considerar que hay cuatro tipos de toreros en nuestra opinión: a) Eminentemente artistas (Curro Romero, Rafael de Paula, Pepín Jiménez); b) Eminentemente dominadores, poderosos, valientes (Dámaso González, Paquirri); c) Los artistas y dominadores (Antonio Ordóñez, Paco Camino, Finito de Córdoba); d) Los grandes genios, revolucionarios (Juan Belmonte, Manolete, Manuel Benítez “El Cordobés”, Paco Ojeda).
No obstante, queremos dejar bien claro que, en nuestra opinión, todos los toreros son artistas, si bien su estética, su expresión plástica, es diferente. Su forma de sentir un lance con el capote o un muletazo y de expresarlo es diferente. Y, por supuesto, todos son valientes, pues para ponerse delante de un toro hay que ser muy valiente, y más aún para torear bien.
Entendemos nosotros que “si no hay ARTE, el enfrentamiento entre el hombre y el toro se convierte en una lucha sangrienta sin sentido”. Por tanto, el Toreo, sin duda alguna, es un ARTE.
El maestro Pepe Luis Vázquez pensaba que “El toreo es un arte para conservar en algún lugar del corazón de un espectador sensible”. Para Albert Boadella los Toros son el último Arte, en mayúsculas, que pervive en nuestra sociedad.
Más aún, el Toreo es una de las Bellas Artes, pues, como sabemos, muchos toreros tienen la medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes.
Si bien todas las artes y artistas tienen múltiples características en común, el Toreo tiene unas connotaciones muy diferentes a las demás artes.
Características especiales del arte de Torear:
- Se hace y expresa con otro ser vivo.
- Ese otro ser vivo es Bravo y
- El artista pone en riesgo su vida (es un arte que debe ser validado por el riesgo).
- Por tanto el artista ha de ser valiente.
- Tiene gran fuerza expresiva, pues por un lado está la del torero y por otro la del toro.
- No se puede rectificar, corregir, como hacen los poetas, literatos, pintores, escultores, etc. Lo hecho, hecho queda para siempre.
- Los errores se pagan con sangre. Cualquier error del torero puede costarle una cornada.
- No se puede ensayar como otros artistas (cantantes, músicos, bailarines) puesto que cada toro es distinto. En todo caso podrá entrenar.
- Emociona por su belleza plástica y por el peligro que conlleva, por tanto aúna la lírica y la épica.
- Es un Rito. Todo en el toreo es un ritual. Volveremos sobre este punto en próximo artículo).
Por todo ello decimos que el Toreo es un arte único, muy diferente a todos los demás, nacido en España, aunque ya universal, gracias al ingenio, la valentía, la bravura y el romanticismo de unos hombres que decidieron jugarse la vida ante un toro, para expresar su sentimiento torero, su arte.