¿Dónde se debe picar al toro? II / Por Rafael COMINO DELGADO
<LECCIONES MAGISTRALES> POR RAFAEL COMINO DELGADO -Catedrático Universidad de Cádiz-
En el artículo anterior adelantábamos como diversos autores afirman, sin duda alguna, que el lugar donde se deben poner las puyas es el Morrillo. Recordemos algunos de dichos autores:
Enrique MIGUET (1912), en su obra “Pases de Castigo” decía: “todo puyazo que no se da en el morrillo en sitio algo delantero y en el centro del cerviguillo, puede estropear a un toro bravo”.
José ROMERO ESCACENA, en su libro de 1962, dice “El puyazo perfecto ha de ser, forzosamente, en el Morrillo, por la sencilla razón anatómica de que ahí no puede, el picador, lesionar ningún órgano vital del Toro”. “Si el picador se limitase a introducir solo la pirámide de la puya, aún sería admisible el puyazo en las agujas, más como el puyazo actual sepulta, además de la pirámide, el encorselado, podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, que la pica alcanza, muchas veces, un espacio intercostal lesionando el pulmón”. Y en otro lugar de su libro dice: ¡A ver cuando nos vamos a enterar de que el puyazo ha de ser en el Morrillo!
Don Marceliano ORTIZ BLASCO (1984) afirmaba que »el puyazo en la Cruz induce al toro a levantar la cabeza, porque tiene el cuello libre y puede cornear a un lado y a otro y hacia abajo y hacia arriba, tratando de quitarse el palo, sobre todo si no es bravo”
Ildefonso MONTERO AGÜERA, catedrático de la Facultad de Veterinaria de Córdoba, sentencia (1997): “El sitio ideal para la implantación de la puya es a nivel de la cuarta a sexta vértebras cervicales, que exteriormente corresponde al borde dorsal del cuello, en su posición caudal”
Pedro BELTRÁN (1997) en su Diccionario de Términos Taurinos afirma, refiriéndose a la ejecución del puyazo: “…consiste en citar al toro, y cuando éste llega a jurisdicción, echar el palo hacia delante y clavar la puya en el Morrillo”.
ROMERO de SOLÍS, en la Revista de Asuntos Taurinos, afirmaba en 1999: “Las varas colocadas por detrás del Morrillo son del todo perjudiciales para la lidia pues ni regularizan el acornear, ni debilitan el empuje del toro, y lo más que hacen es, en cualquier caso, dificultar la locomoción produciendo cojeras y forzando caídas”.
BARONA y CUESTA (1999), dos veterinarios de Córdoba, de los que más han estudiado el tema, concluyen: “Un puyazo de ley debe estar colocado en el Morrillo del toro y no en la cruz o en la espalda…Un puyazo en el Morrillo descuelga la cabeza y dificulta los derrotes”.
José Luis PRIETO GARRIDO, otro ilustre veterinario cordobés, que ha trabajado mucho sobre este particular, dice (2006): “El punto ideal de picar es el Morrillo. Es la región indicada. Se incide a nivel de la cuarta a séptima vértebras cervicales, y lesiona los músculos responsables del movimiento de la cabeza (músculos extensores), consiguiendo el fin fundamental, que es el de ahormar la cabeza para llegar al tercio de muleta”.
En el Reglamento Taurino de Andalucía de 2006, se dice: “…el picador efectuará la suerte por la derecha y preferentemente en el Morrillo, borde dorsal del cuello en su parte caudal, quedando prohibido barrenar, tapar la salida de la res, …”
Y en “La suerte de Varas” de los Cuadernos del Aula Taurina de la Dirección General de Espectáculos Públicos, Juegos y Actividades recreativas, de la Conserjería de Gobernación de la Junta de Andalucía, página 34 (Sevilla 2002) se dice: “Los puyazos traseros suelen ser perjudiciales porque descomponen la embestida del astado, mientras que si son delanteros o en la pelota (Morrillo), que es donde se deben picar los toros, lo ahorman”.
Por tanto, queda más que claro que los puyazos deben ponerse en el Morrillo, que termina a nivel de la 7ª vértebra cervical. Además, es fundamental que el puyazo incida sobre el Gran Ligamento Cervical del Toro, en el tercio posterior del MORILLO (de la 7ª vértebra cervical hacia delante). Podríamos decir que esa es la zona ideal.
Sin embargo, la realidad es muy diferente, pues hay varios estudios científicos-que expondremos en próximo artículo-como ya anunciábamos, cuyos resultados confirman de forma rotunda que no es así, sino que la inmensa mayoría de los puyazos se colocan en un lugar incorrecto.