«RAFAELILLO» Cerró las Jornadas «Peña Jueves Taurinos» de ALMERÁA
Confidencias en voz alta de los toreros Rafaelillo y Dávila Miura
El diestro murciano y su apoderado han participado en las jornadas organizadas por la Peña Jueves Taurinos para mantener viva la llama de la afición y la cultura taurina
PUBLICADO EN www.elalmeria.es DOMINGO, 19 Junio 2011 La Peña Jueves Taurinos cerró sus jornadas culturales en su edición de 2011 con la presencia del torero murciano Rafaelillo y su apoderado, el diestro ya retirado Eduardo Dávila Miura. Como en la primera sesión, los protagonistas de la charla-coloquio estuvieron acompañados por el presidente de la peña, Juan Gómez, y el del Foro Cultural 3 Taurinos 3, Juan Aguilera, responsable también de la información taurina en Onda Cero, que dirigió el desarrollo del ameno debate con los participantes. Y entre los numerosos aficionados y profesionales del toro como la familia Márquez, el propietario del coso de la Avenida de Vilches, Manuel Cuesta.
Dávila Miura manifestó el gran cariño que tiene a Almería, en la que sólo toreó en una ocasión, y por sustitución, aunque sí lo hizo varias ocasiones en la provincia…..
Rafaelillo habló de sus vínculos con esta tierra a través de la gran amistad que le une a la familia Márquez. Aquí toreó como novillero pero no volvió tras ser doctorado. Juan Collado le descubrió en la Escuela Taurina de Murcia, decidió apoderarle y se trasladó a Navas de San Juan con 11 años. «Dejé los estudios muy pronto y por eso he tenido que arrimarme mucho para salir adelante». Las luces y las sombras de Rafaelillo se unen a Sevilla, «en la que tuve una tarde muy importante con toros de Miura», y Madrid, «en la que la tarde fue tremendamente dura». En cuanto a la forma de superar el miedo, «éste sí es malo cuando se apodera de ti, manifestó Rafaelillo, cuando te das cuenta que no puedes y entonces asoma el instinto de conservación. En ese momento tengo que confiar en mí mismo para superarlo. El traje de luces es muy transparente y cuando vamos a la plaza, los toreros vamos desnudos; tu estado interior lo percibe el público y el toro».