Imposibles de superar / Por Juan TOMAS FRUTOS.
Sonríen, lloran, son humanos, y no esconden esa realidad abstracta que a todos nos conduce a soñar como base del acontecer diario. Han sido alumnos, y ahora son maestros.
MURCIA. Martes, 27 nov. 2018 – Por JUAN TOMAS FRUTOS – Hay personas que siempre están ahí. No sé si son conscientes, pero, en tu caso, realmente lo sabes, y he ahí la magia del momento que tanto y tan bien nos mueve a través de ellas. Conocen, y vuelvo al genérico de la casta, el paño de lo humano, y eso se palpa. Trasladan, esas gentes, un conjunto de valores que tienen que ver con el sacrificio, el amor, la amistad, la solidaridad, el empeño, la voluntad, la confianza, el afán de superación, la bondad, la intención leal, etc., a todos cuantos les rodeamos, y por eso, claro, no queremos apartarnos de sus estampas.
Ciertamente, parte de su encanto es que no perciben lo que les digo. Su humildad, y buen hacer nos llevan de la mano, juntos, con toda naturalidad. Son una apuesta segura en los óptimos y en los pésimos tiempos, que valoramos con su grandeza, gracias a ella.
Descuellan por muchas cosas. Tienen premios y dones por doquier. Hablo de valores, y no de precios. Subrayo multitud de motivos: son ingentes por sus palabras, por sus hermosuras, por cómo guardan silencios o hablan cuando toca ser gallardos, por sus anhelos, por los ciclos en los que se inmiscuyen, por la fuerza de sus actuaciones, porque saben estar donde entienden que han de ubicarse, porque dicen sí cuanto toca sí y no cuando es menester negar, porque se guían por el corazón y no por la razón cuando vacilan en las encrucijadas, porque ponderan la sociedad en vez de corresponder la individualidad.
No dejan de lado nada que merezca le pena. Han sabido salir a la palestra de los ánimos, y con ellos se conectan todos los días… y nos transportan igualmente. Sonríen, lloran, son humanos, y no esconden esa realidad abstracta que a todos nos conduce a soñar como base del acontecer diario. Han sido alumnos, y ahora son maestros.
Tenemos a gala llamarlos, escribirles, confesarles quiénes somos, porque, sin ellos, pocas cosas tendrían sentido. Lo bueno es que, de manera espontánea, natural, poco a poco, nos registran esto que les apunto. Por eso lo gloso ahora.
Va por TODOS VOSOTROS que nos habéis reconfortado con vuestras buenas obras, siguiendo ejemplos precedentes en los que os esforzáis permanecer en el complicado y difícil ruedo de la vida, otros que vengan podrán inspirarse en continuar lo que es eterno.
Ésta va por ti mi querido amigo en tantas coincidencias, que te citaba, y, expresamente, me has pedido con humildad omita tu nombre y apellidos, aún a mi pesar, y lo he aceptado, porque entiendo y respeto tus razones. Con el desconcierto, y a la vez grata alegría, que me has confesado te ha producido lo que de ti he expresado, como yo se que eres, te conozco; me has hecho comprender que de esta forma cada lector pondrá a este articulo su personal y particular protagonista…
Termino reiterando el titular: ¡Sois imposibles de superar!