¿Cuántas varas debe recibir el toro? / Por Rafael COMINO DELGADO
<LECCIONES MAGISTRALES> POR RAFAEL COMINO DELGADO -Catedrático Universidad de Cádiz-
Actualmente, en las plazas de primera se exigen, al menos, dos; en las plazas de segunda y tercera, al menos una. Nos parece que lo correcto sería decir que ¡las que necesite!
Hay que diferenciar entre puyazos y veces que debe ir al caballo pues, a veces, en una entrada al caballo recibe varios puyazos, ya que el picador rectifica, incluso varias veces. No obstante lo que se exige es entradas al caballo, con lo cual puede ocurrir que entre solo una o dos veces al caballo, pero se le pongan tres o cuatro, o más puyazos.
Naturalmente, con dos o más entradas al caballo se mide mejor la bravura, pero ya en la primera vara se puede ver bastante bien cómo es el toro, teniendo en cuenta todos los aspectos que, en artículo anterior, expusimos como indicativos de bravura o mansedumbre.
Nosotros nos preguntamos ¿Por qué ha de ir el toro dos o más veces al caballo, si se ve claramente que ya está suficientemente picado con un solo puyazo? Es decir, que ya se han logrado los objetivos que persigue esta suerte, que recordaran eran, sobre todo, medir la bravura y atemperar la embestida, hacerla más rítmica, más armónica. Pues se obliga a ello, y solo se consigue perder tiempo, aburrir, quitarle muletazos al toro y mentir, porque la segunda vara es un simulacro, en muchísimas ocasiones, incluso en plazas de primera.
En plazas de segunda y tercera incluso la primera vara es un simulacro, a veces, porque se ve claramente que el toro está muy escaso de poder, y si se emplea en el caballo cuando llegue a la muleta, que es con la que se cortan las orejas, se quiera o no, no le quedará un pase. Esto lo saben los toreros, y se dejan prácticamente crudo al toro, especialmente algunos cuya tauromaquia es de exigir muchísimo al toro, caso de El Juli, Miguel Ángel Perera. El Fandi banderillea, y con ello somete al toro a múltiples carreras, que también minan su poder, por eso tampoco los puede picar mucho. Es decir, la segunda vara, en muchas ocasiones, y a veces también la primera, es de mentira y en el Toreo todo debe ser de verdad.
Por tanto ¿Cuántas varas? ¡Las que el toro necesite! Y además, pensamos que eso lo debe decidir el torero, que es el que se va a poner delante. Obviamente, el presidente de la corrida debe limitar el número de varas, pues podría darse el caso de que un matador quisiera picar al toro en exceso, pero si se trata de poner menos varas, debe ser decisión del maestro, a nuestro modo de ver.