El toro anodino / Por Rafael COMINO DELGADO.
<LECCIONES MAGISTRALES> POR RAFAEL COMINO DELGADO -Catedrático Universidad de Cádiz-
Ese toro abúlico, debilitado, en definitiva «anodino» le está haciendo muchísimo daño a la Fiesta…
Repetimos constantemente, todos los taurinos, que el Toreo es emoción, y que para que haya emoción es necesario que salga un toro encastado y enrazado, con poderío, que transmita riesgo a los tendidos. Por algo el Torero es el único arte que debe ser validado con el riesgo, el peligro. Si además tiene calidad en su embestida pues mejor, porque se podrá, si el torero es capaz, hacer un toreo profundo, vibrante, que pone a la plaza de pie, gritando ¡olééé! La calidad en la embestida es muy importante, pero primero ha de ser encastado y enrazado, esto debe quedar muy claro.
Sin embargo, con demasiada frecuencia salen toros, especialmente de determinadas ganaderías, que carecen de todo ello, aunque aparentemente parezca que tienen calidad. Desde luego nada de poderío, pues parecen convalecientes, tras una semana de intensa diarrea, debiluchos, aunque con muchos kilos, y escasos de casta y raza. Son toros «anodinos». Es el típico toro que «ni quiere ni puede»
Están allí, más o menos pasan cuando se les cita repetidamente, pero sin gana ni interés, dando la sensación de que ni quieren embestir ni pueden, y es que esa es la realidad, ni quieren embestir ni pueden. Algunos profesionales dicen que, «les falta vida». Yo diría que les falta casi todo para ser un toro de lidia.
Sin embargo, se oye decir a alguno, que debería ser entendido, y que además presume de serlo: «le ha faltado casta, pero tenía mucha clase, mucha calidad, colocaba muy bien la cara y embestía muy despacio».
Pero ¿de qué clase o calidad me habla? ¿Embestía despacio o es que apenas podía moverse? Clase es embestir humillado, colocando bien la cara, abriéndose, planeando, gateando detrás de la muleta, llegando hasta el final y rebozándose, todo lo cual trasmite gran riesgo y emoción a los tendidos.
Imagínense una carrera de coches y un piloto que toma las curvas de forma perfecta, muy bien, pero lo hace a 15-20 Km/hora, mientras los demás lo hacen igual de bien, pero a 180 Km/hora. ¿Diríamos que es buen piloto, que ha tomado las curvas muy bien? Seguro que no, pues tampoco lo podemos decir cuando el toro embiste de forma cansina, sin querer, muy despacio porque le falta poder y ganas para hacerlo de forma más enérgica.
No confundamos embestir con calidad con embestir muy despacio, porque ni quiere embestir más rápido ni tampoco puede. La embestida tiene que ser violenta, con poderío, aunque con ritmo, para poder decir que tiene calidad. Esa embestida mortecina, débil, abúlica carece de todo interés, para el torero, para el aficionado y para el público en general.
Ese toro abúlico, debilitado, en definitiva «anodino» le está haciendo muchísimo daño a la Fiesta, tanto o más que los antitaurinos, por ello evitémoslo, exijamos el toro encastado, enrazado, con poderío y con calidad de verdad.
Si bien, en honor a la verdad, hemos de reconocer que, esta temporada, especialmente, en plazas de primera, cada vez salen menos toros de esos llamados “anodinos”. Esa es nuestra impresión. Ya veremos si continua la tendencia, en todas las plazas. Estaremos atentos.