No existimos / Por José Maria JERICÓ.
Transcurridas ya unas semanas desde que se iniciara esta crisis por culpa de un Coronavirus que aun no sé, si se tiene claro de dónde ha salido.
Si la verdad es de un ciudadano chino que se comió a un murciélago, eso sí, crujiente y bien pasadito por la plancha, o por culpa de la fuga que se produjo en un centro de investigación bacteriológica ubicado en la ciudad de Wuhan, zona cero de donde ha partido este cirio que tiene al mundo revolucionado y en estado de alerta para evitar que la infección llegue a sus ciudadanos.
Pues bien, con todo esto encima los medios de comunicación no taurinos, en los que se incluyen prensa, radio y televisión empezaron a analizar la situación y hablar de lo mal que lo van a pasar todos los sectores empresariales y económicos del país, nombrando al mundo del deporte y del espectáculo, pero sin hacer mención del espectáculo de masas que después del futbol más publico concentra en pueblos y ciudades donde se celebran festejos taurinos, sea en las plazas o en la calle y más dinero aporta a las arcas del estado en impuestos. Indignante verdad.
Hace unos días, después de las reuniones que ANOET (Asociación Nacional de Empresarios Taurinos) mantuvo con el Ministro de Cultura y Deporte, han incluido los espectáculos taurinos dentro de los afectados por esta crisis y a los cuales habrá que ayudar de alguna manera para que puedan subsistir. Son muchos miles de personas las que viven de la Tauromaquia en sus distintas facetas y lo que esto supone para el medio rural, posiblemente los ganaderos sean los más perjudicados, pues corren el riesgo de que si no se lidian los toros que tiene preparados para este año, tengan que deshacerse de la ganadería o parte de ella enviando a miles de animales al matadero.
Los empresarios que económicamente estén bien protegidos, lo podrán aguantar, pero aquellos que ya están endeudados y van pagando sus deudas con retraso y como pueden contando con la ayuda de los festejos que van montando una temporada tras otra, lo van a pasar, desgraciadamente, muy mal.
En cuanto al resto del personal, excluyendo a los matadores de toros y rejoneadores que están en los primeros puestos del escalafón y que por lógica cuentan con economías más saneadas, lo van a sufrir, incluyendo, claro está, a los novilleros, que no solo van a dejar de tener oportunidades de abrirse camino en la profesión, sino que todo lo que se hayan podido gastar en su preparación para la presente temporada no les servirá de nada. En el caso de los subalternos, incluyendo mozos de espadas, ayudas, camioneros, etc., es aun más grave, pues para muchos su economía se basa con lo que les pagan, a lo largo de la temporada, en cada festejo que se celebra, muchos pueden pasar el invierno ayudándose con lo que ganan durante la temporada taurina.
Recientemente, concretamente el día en que se declaraba el estado de alarma, aparecía en la relación de la ayuda que el Ministerio de Cultura y Deportes daría a los espectáculos, las fiestas de toros. Pero para que esto sucediera, hizo falta que se lo recordasen a los políticos de turno para que se acordasen de la Tauromaquia. Pues para ellos pasamos desapercibidos, no existimos.