Archivo del 5 diciembre, 2017
El premio / Por Juan TOMÁS FRUTOS.
ENRIQUE PONCE, ganador de su séptima »Oreja de Oro» de RNE.
»A seres humanos como él se quieren asemejar muchas personas…»
MARTES, 5 de Diciembre de 2017. – Por Juan TOMÁS FRUTOS. (Foto: Archivo TNM.com) – RNE ha concedido, desde su programa Clarín, su prestigiosa Oreja de Oro al torero Enrique Ponce. Se juntan en esta edición varias efemérides. Ha sido en su cincuenta aniversario, el de estos premios, que ha servido para que el matador valenciano coseche su séptimo galardón de la radio pública. De este modo se convierte en el que más ha conseguido a lo largo de la historia de estos reconocimientos. Dicen que los premios no solo hay que conseguirlos sino también merecerlos. En el caso que nos ocupa entendemos que es así. Por cierto, esta distinción se suma a un año de valoración precisa y exquisita del torero de Chiva a través de más estandartes: recientemente se hacía con el Premio Nacional de Tauromaquia.
Muchas son las impresiones que nos surgen a propósito de estos premios, y, específicamente, el de RNE. Por ejemplo, el que los dedique a su familia nos ha llamado poderosamente la atención en positivo. Es toda una leyenda en el plano profesional del torero, y lo es igualmente en la esfera de sus seres queridos, en lo que conocemos de él.
Es placentero dar o sustentar buenas noticias. Gusta darlas, compartirlas, y sobre todo encontrar una iconografía que nos endulza la existencia: es hermoso el ejemplo de este maestro. Lo es con lo que realiza, en el terreno de juego, en el albero, y, al tiempo, en su vida personal, que es suya, y que hemos de respetar sin duda.
Contemplando a la figura del toreo, aparte de darle la enhorabuena, es importante que reconozcamos, como dicen sus allegados, sus conocidos, que se trata de una buena persona. Si el rostro es el espejo del alma, podemos decir que es eso lo que corroboran sus actos, es decir, se trata de un hombre valiente, con honestidad, y entregado a cuanto desarrolla.
La voluntad mueve montañas. Es relevante reseñar, junto a su coraje, la de sus gentes, y sus amigos, el ingente papel de esa sociedad que le solicita y comprende, y que, a través de sus responsables y representantes, le conceden con determinación premios, coincidentes con unos valores que en el toreo como en la vida, son importantes para avanzar. En verdad es un modelo.
A seres humanos como él se quieren asemejar muchas personas que seguramente quedan en el anonimato, en la penumbra o en el silencio voluntario. Por protagonistas como él me comentaba recientemente un chico de apenas catorce años que quería ser torero. A lo mejor dentro de unos años, le expliqué, consigues una Oreja de Oro. En tal caso querrá decir que habrás triunfado. Sonrió, y yo con él, claro. Me dio la impresión que solo el pensar en ello era ya para este chaval un premio.