Ética y estética de las felicitaciones navideñas / Juan TOMÁS FRUTOS
De alguna manera, creo, intentan unir esa atmósfera con esos valores entrañables…
MARTES, 27 Diciembre 2017. Por Juan TOMÁS FRUTOS. Me envían algunas felicitaciones que tienen que ver con el mundo y las personas del toreo. Me agrada que así sea, pues me permite experimentar la visibilidad de un sector de la población cargado de estereotipos que conviene mitigar. Como suele ocurrir hay un componente humano, familiar, cercano, que adquiere visibilidad y emociona.
Miro sus portes, sus ademanes, ese aspecto interno, y, sobre todo, lo que surge del espíritu, que se percibe en las caras en general y en las miradas en particular. Me complace hacer un repaso de los semblantes serios o alegres, simpáticos o de cierta firmeza, que son espejos de lo que se lleva en el interior. Las teorías de la comunicación que perfilan las conductas señalan que las faces se van haciendo en función de cómo nos comportamos, de cómo sentimos, de lo que nos diferencia o distingue.
También me encanta mirar las palabras: navidad, amor, triunfo, querencia, dedicación, anhelos, consideración, prosperidad, éxitos, triunfos, paz… Son declaraciones de honestidad, de bondad, de fuerza ante lo que ha sucedido y frente al nuevo año, que se ansia bueno y excelente.
Hay un aspecto más en el que me fijo: en todo lo gráfico. Unas veces son fotos, con la familia incluso. En otras ocasiones son motivos navideños, con colores vistosos, con ambientes de celebración, con la jovialidad igualmente como exponente de lo que se reclama para los demás. Algunos ponen hitos taurinos acordes con su universo, pero sin que falte la voz justa para pedir todo lo mejor para quienes reciben la misiva. El honor y la salud son otras de las elucubraciones indicadas desde una estética superior.
De alguna manera, creo, intentan unir esa atmósfera con esos valores entrañables que en todo instante han portado con trajes de gala o de paisano relacionados con un sentido ético de la vida donde la palabra dada lo es todo. Sí, en esa interpretación, representan esas postales navideñas lo mejor de un pasado que también es presente y que aspira a ser futuro.
Todo eso y más en unos correos que alegran por su procedencia, por sus autores y por la belleza del continente y de lo expresado. A veces, estimados lectores, queridas lectoras, uno encuentra tesoros en los lugares más recónditos. Es el caso.