Cada toro tiene su lidia / Por Rafael COMINO DELGADO.

DAVID GALVAN. Las Ventas. 29 Mayo 2018
<<LECCIONES MAGISTRALES>> Lo que no puede ser es intentar lidiar a todos los toros de igual forma aun a sabiendas de que no es posible.
Jueves, 7 Junio 2018. Por RAFAEL COMINO DELGADO.

RAFAEL COMINO
El toreo de mano baja, enganchando al toro delante y llevándolo muy largo, para vaciar la embestida detrás de la cadera y por debajo de la pala del pitón, en series muy bien ligadas de seis o siete muletazos templados más el de pecho, es toreo muy bueno, que gusta a todos, que nos gustaría ver todas las tardes, y que podríamos llamar la «faena ideal», pero para torear de esa forma tiene que salir un toro que embista humillado, con gran recorrido, sin soltar la cara, en definitiva que embista con mucha calidad y tenga la suficiente raza, casta y fuerza para repetir las embestidas; y de esos salen muy pocos. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que la mayoría no reúne esas características, embisten de otra manera pero embisten, y además tienen su lidia, que el torero, si es buen profesional, debe conocer y ser capaz de ejecutar.
Sin embargo en el Toreo actual vemos que casi en el 100 % de los casos los toreros intentan torear como hemos expuesto desde el principio, pero no lo consiguen porque el toro no reúne las condiciones necesarias para ese toreo, y aun así el torero insiste una vez y otra, cuando está clarísimo que no lo va a conseguir, y los aficionados lo saben y el torero también lo sabe, pero tiene que justificarse (es lo que se suele decir). Finalmente después de 6-8 minutos intentándolo, o como hoy se dice «enseñando el toro al público», desiste, se va por la espada y lo mata más o menos decorosamente.
Todo ello hace que, por una parte los públicos solo valoren ese tipo de «faena ideal» que hemos referido y, por otra el torero solo intenta esa faena, con lo cual todo resulta muy monótono, no hay inventiva, no hay creatividad, no hay variedad. O esa faena o ninguna.
Pero si hay otras formas de lidiar a un toro, de hacerle otras cosas, pues cada toro debe tener su lidia, porque cada toro es diferente, y todo lo que se haga a un toro, si se hace bien y adecuado a sus características es bueno, aunque no sean pases largos, arrastrando la muleta y muy templados. El verdadero buen aficionado así lo entenderá.
Es lógico que el torero, en principio, intente hacer ese toreo profundo de mucha calidad, pero si el toro no va largo pues habrá que dar pases más cortos, habrá que retrasar algo la muleta, si tiene poca fuerza habrá que aliviarle al vaciar el muletazo, si repone mucho habrá que torear en línea recta, si no humilla habrá que torear a su altura, si por arriba cabecea y derrota mucho habrá que torear por abajo y no dar tantos pases de pecho, si es tardo habrá que cruzarse para provocarle, en otros toros habrá que colocarse al hilo del pitón porque si el torero se cruza se afligen y no embisten, si es muy bravo habrá que intentar ganarle la acción en cada pase, si busca los tobillos habrá que perderle pasos tras el muletazo, si solo quiere coger habrá que doblarse con él por un lado y por otro, etc. En definitiva sea el toro como sea habrá que dominar la situación mediante inteligencia y técnica. Lo que no puede ser es intentar lidiar a todos los toros de igual forma aun a sabiendas de que no es posible.
El pasado día 29 de mayo vimos en Madrid como el maestro David Galván, en su segundo toro lo estaba toreando a media altura pero muy bien, con muletazos artísticos, templados, no muy largos porque el viaje del toro no lo permitía, y una pequeña parte del público empezó a pitar, exigiéndole que le bajase la mano, cuando estaba clarísimo que si se la bajaba el toro se acabaría en el primer muletazo, lo que le obligó a irse por la espada y matarlo a ley, de una gran estocada, haciendo la suerte con mucha pureza y verdad. Incluso en las Ventas hay muy malos aficionados, causantes en parte de que los toreros siempre quieran hacer la misma faena a todos los toros, es decir, de la monotonía, de la falta de variedad imperante en el Toreo actual.
Repetimos, cada toro tiene su lidia, su faena, lo único que no tiene solución es cuando el toro carece de casta, de fuerza y de raza o bravura; ese toro bobalicón, que más que embestir solo pasa por allí, que no transmite absolutamente nada al tendido, incluso aunque meta la cabeza bien, y tenga cierta calidad. Pero siempre que el toro tenga poderío, casta, se mueva, y embista, aunque no sea con mucha calidad, será posible torearle y emocionar a los aficionados, que es de lo que se trata, pues si en el Toreo no hay emoción la Fiesta se acaba.

































