¡ESE FALSO ANIMALISMO! / Por Alicia Giner Casino
Estos partidos políticos clamando a bombo y platillo la defensa de los derechos del animal son espejo de un total desconocimiento y, en ocasiones caen incluso en una ridiculez extrema
Las actuales corrientes animalistas se imponen un denominativo el cual, ni etimológicamente, ni en el sentido literal de la palabra les corresponde. El amante de los animales desea cubrir sus necesidades procurando que la vida de ese ser irracional cumpla su sentido viviendo en el entorno preciso por los mismos y este último varía pues no son iguales los menesteres de un caballo, a los de un toro, los de un perro de compañía, los de un gato, o los de un águila a los de un periquito… y de la misma manera cualquier otro animal.
Estos partidos políticos clamando a bombo y platillo la defensa de los derechos del animal son espejo de un total desconocimiento y, en ocasiones caen incluso en una ridiculez extrema (como cuando colocan viñetas con un animal introduciendo su voto en las urnas) de una álgida insalubridad (como cuando se acuestan con un perro o lo sientan a la mesa) o de una crueldad brutal (como cuando se alegran de la muerte de un torero o la ridiculizan con caricaturas donde el toro se pregunta porque no lo aplauden a él tras clavarle el pitón al Maestro).
Estos grupos para más inri reflejan un total dictatorialismo, desde el momento que sus manifestaciones exigen la abolición de La Fiesta Nacional. La frase, ¡Tauromaquia abolición! Es una compañera constante en sus salidas a la vía pública y, de igual forma la caza.
Vamos a ver, no entiendo esa manía de personalizar al animal ni animalizar a la persona. La alimentación del ser humano debe ser completa e introducir en ella, carne, pescado, frutas, verdura… Con el momento social que acontece debemos estar fuertes y luchar contra ese virus maligno, ese COVID-19. Y, como aprendí de mi padre, todo lo que se caza se come, degustando el magnífico sabor del animal criado en libertad, hay una Ley General de Veda regulando todo lo referente al deporte de la caza. El perro es el mejor amigo del cazador, un eterno compañero de fatigas y hay especies protegidas, quiero dejar muy claro algo, delincuentes hay desgraciadamente en muchos ámbitos de la vida, pero el cazador es un amante de la naturaleza. Abre y cierra la veda en función de los periodos de reproducción del animal y en el tiempo que esta está cerrada siembra comida, les pone abrevaderos… En otro orden de cosas la caza es algo preciso para equilibrar el ecosistema, proteger cultivos… ¿Y los llaman asesinos? Últimamente ha aparecido algún jabalí en zonas urbanas. ¿Los vas a invitar a un whisky? ¡Me parece algo ridículo!
En otro orden de cosas está el toro bravo. Ante una posible abolición de la tauromaquia lo condenarían a su extinción. Nadie lo iba a cuidar, con lo cual, no es tanto el amor que le profesan. Demuestran un total desconocimiento de los cuidados a los cuales está sometida la res desde su nacimiento en la dehesa, pues son magnos y de cuál es su instinto primario. El toro bravo es un animal de combate, nace para luchar combatir, pelear… Es un animal jerárquico, entre ellos batallan por ser el jefe de la manada y no están sometidos a sufrimiento alguno. Buena prueba de ello es cuánto tiempo tarda un toro indultado en correr por el campo, y son pocos días. La Fiesta Nacional es historia de España, y, mucha gente vive del toro. Es un verdadero sello de identidad español. Amor al campo, a lo mucho que nos proporciona, un respeto incondicional a ese guardián de la dehesa, el toro bravo. Mayoral, ganadero, picador, matador… ¡Aman al animal! ¡Le entregan su vida! Y esta se ve sometida a las necesidades del mismo. Obras son amores y no buenas razones.
El problema de todos estos grupos no es el desconocimiento es la negación a escuchar razonamientos con premisas y consecuencias consecuentes dando los muchos motivos por los cuales la tauromaquia debe seguir existiendo. Yo no lo entendía, las pocas discusiones dialécticas tenidas en 44 años con mi padre versaban sobre el toro bravo, pero me desprendí de prejuicios dándome cuenta del pozo de errores en el cual estaba inmersa y de todo lo anteriormente enumerado ha brotado, “Entre Flores, Sangre y Arena” ¡Victoria!